No les debo nada.
- Talia Garcia
- 6 abr
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Y no porque no hayan hecho cosas por mí. No porque no haya habido sacrificio. Sino porque lo que hicieron, lo hice yo también… y más.
Porque mientras ellos actuaban desde el miedo, yo aprendí a actuar desde la conciencia. Mientras ellos gritaban, yo aprendí a escuchar. Mientras ellos repetían, yo decidí romper.
Me tocó ser la hija, la hermana, la madre… incluso la adulta emocional en una casa llena de heridas sin revisar.
Me tocó criarme sola, perdonarme sola, avanzar sola, y encima —como si fuera poco— explicar por qué ya no quiero seguir eligiendo lo que duele solo para pertenecer.
No me volví mejor que nadie, me volví libre.
Y la libertad, aunque no se grite, incomoda. Porque muestra lo que otros no se atreven ni a mirar.
No contesto llamadas por compromiso. No sonrío para evitar el conflicto. No hablo para rellenar el silencio.
Mi distancia no es desprecio. Es protección.
Y no es que no me importe, es que me importé yo también.
No tengo que bajar la cabeza cuando fui yo quien aprendió a levantarla con el cuello roto.
Y si me juzgan por no cargar con sus miedos…
es porque les molesta que ya no cargue ni con los míos.
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